De las enciclopedias

De las enciclopedias y otros

Cuando era niño, había una profesora en el colegio(no recuerdo en qué curso estaba, pero debe haber sido 7º u 8º), que nos hacía leer todos los domingos el reportaje central de la Revista del Domingo, de El Mercurio. Y como teníamos clase el lunes con ella, ese día hablábamos un buen rato, en realidad casi toda la clase, de eso. Sólo recuerdo, ahora, un reportaje de los jockeys, jinetes de caballos de carrera, y lo pequeños y livianos que debían ser, su alimentación, los entrenamientos y un par de cosas más. Lo increíble es que, por lo que recuerdo, todo el curso leía el reportaje los domingo. Digo increíble, porque cuando hice, durante varios años, clases en diferentes universidades, les pedía a los alumnos que leyeran ciertos textos (que yo subía usualmente al aula virtual), y creo que un porcentaje cercano al 30%(a lo mejor incluso más) ni siquiera se daba el trabajo de leer alguna línea. Pero éramos niños aun, y era otra época, sin Internet, sin computadores, con las bibliotecas con muy  pocos libros, así que era una buena manera de incentivar que aquellos que detestaban leer, lo hicieran.

Ya en cursos superiores, no había la obligación de leer dicha Revista, pero durante varios años la seguí leyendo(aparte de todo lo demás que usualmente leía), hasta que desaparecieron los reportajes y se transformó casi en una revista de viajes.

Pero lo que permaneció invariable hasta unos cuantos años atrás, fue el crucigrama, que en esa época era obra de Donato Torecchio. Era complicado. Era difícil terminarlo. Tenía muchos términos enciclopédicos. Y cuando digo enciclopédicos, me refiero a que eran nombres, sinónimos, acepciones, definiciones que sólo aparecían en una enciclopedia. Y yo tenía, en ese momento, la Enciclopedia Sopena de lomo rojo, de 9 tomos.  Mi libro de cabecera de gran parte de la tarde del domingo.

El método era muy simple, pero para algunos podría resultar latoso. Hacía lo que podía del crucigrama(que era bastante, usualmente casi todo, sólo me faltaban algunas palabras), sin ayuda alguna. Luego, las últimas palabras, las sacaba usando la enciclopedia (hoy se puede usar Google, de hecho, hay páginas en que ya están las palabras según la definición que aparece en el crucigrama, y también hay libros de palabras de crucigramas  de dos, tres, cuatro y cinco letras).

Si la palabra tenía una cierta cantidad de letras y sólo faltaba una(cualquiera), recorría la enciclopedia completa buscando la palabra reemplazando la letra faltante por TODAS las letras del alfabeto. Hasta que encontraba la que coincidía con la definición dada en el crucigrama.  Luego seguía con las otras que me faltaban. Para el siguiente, ya me las había aprendido, pero el autor del crucigrama era lo bastante profesional como para no usar las mismas, y había que realizar la operación de nuevo. En total demoraba un par de horas al menos, y terminaba con  todos los tomos de la enciclopedia en el suelo a mis pies(o encima de la mesa del comedor, si lo estaba haciendo ahí).

Hoy tengo una enciclopedia Sopena de 18 tomos. Pero desgraciadamente, los crucigramas ya no son como los de Torecchio. Son mucho más simples. De hecho, a veces, hago 10 o 15 de una vez, de esos que vienen en las revistas de crucigramas, de las cuales prefiero las extranjeras. Las chilenas repiten, en diferentes números, los mismos crucigramas, sin cambiar nada.

Por eso vendo revistas de crucigramas, sudokus, sopas de letra(que no me gustan tanto) y problemas de lógica, a un precio módico. Son muy buenas.

Pero el meollo de esto no son los crucigramas, sino las enciclopedias. Hoy fueron reemplazadas por la Web, específicamente por Wikipedia, que comenzó siendo poco fiable, pero hoy es bastante decente. De hecho, los colaboradores son miles en todo el mundo. Eso sí, uno no puede agregar un artículo que se refiera a uno mismo, ya que si eso es descubierto , el artículo se borra. Los editores son los mismos colaboradores. Fue creada el 15 de enero de 2001 por Jimmy Wales y Larry Sanger. A 2021 es el sexto sitio más visitado en la Web. Los primeros cinco son Google, Youtube, Facebook, Baidu y Twitter.

¿Pero cuáles fueron los antecesores de Wikipedia? Como dije, las enciclopedias.

La primera de la época actual apareció en 1728, la Ciclopedia de Ephraim Chambers, inglés.

En 1751 se presentó el  primer volumen de la primera enciclopedia francesa, a cargo de Diderot(1713-1784). Inicialmente sería una traducción de la anteriormente nombrada, pero Diderot convenció a los editores de crear una nueva. Diderot escribió una de las novelas más revolucionarias de la historia, Jacques el fatalista. La enciclopedia llevaba una introducción de D’Alembert(1717-1783). Este último fue matemático, físico, astrónomo y filósofo y a los 25 años ya era miembro de la Academia Francesa de Ciencias. Cuando iba por el segundo tomo, la enciclopedia fue prohibida. Por “atentar contra el imperio y la iglesia”. Luego, la prohibición fue revocada.

Dentro de las enciclopedias en español, la primera famosa fue la Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, también llamada ESPASA, en 1905.

Un tema aparte son los diccionarios enciclopédicos, que vienen en uno o dos tomos. Unas verdaderas joyas. Los más conocidos son el ESPASA y el Larousse.  La editorial Larousse(originalmente Larousse y Boyer) fue fundada en 1852.

Sólo como referencia, un diccionario enciclopédico actual, tiene un valor cercano a los 40.000 pesos chilenos( enero de 2021).

Una de las enciclopedias más conocidas en nuestro país, de la cual una gran cantidad de personas en Chile tuvo la colección completa o incompleta, fue la que se vendió por fascículos (262 en 12 tomos y uno extra de índice) a finales de la década del 70 y principios de la del 80. Era La Monitor de la Editorial Salvat. ¿Quién no tuvo una? Era un pingüe negocio para la editorial. Muchos no la terminaron y quedó a medias en muchos hogares. De la misma editorial fue la Enciclopedia Salvat de la Fauna. Los Salvat eran tres hermanos, que no venían de la guerra ni se fueron a conquistar el mundo con aventuras, sino que con libros. Llegaron a vender 300.000 ejemplares. En la carátula del álbum FOME de Los Tres, aparece un padre con dos hijos (al menos eso asume uno) leyendo un fascículo de la MONITOR.

Todo lo anterior lo estuve averiguando, porque hace unos días una cliente me preguntó si tenía algún diccionario enciclopédico a la venta. Por supuesto que tengo. Ahí recordé parte de lo que conté más arriba. Y busqué cuáles tenía. Y tengo varios, Larousse, ESPASA (varias ediciones, la más nueva de 2003 creo).

También recuerdo que una profesora de español de una de las universidades en que hice clases, colecciona enciclopedias. No sé cuántas tendrá, pero por lo que me dijo, son muchas. No recuerdo el nombre de ella, pero sé dónde ubicarla, salvo que también haya sido víctima de la poda de académicos en diferentes universidades.

Debo decir que aun hoy, de vez en cuando agarro uno de estos diccionarios enciclopédicos y, al azar, elijo una hoja (en realidad, si es al azar, no la elijo, sino que el dedo cae ahí), y la leo completa. Luego voy saltando hojas y leyendo artículos aleatoriamente. Y saco la cuenta. De cuantas entradas sabía algo. De cuántas no sabía absolutamente nada. Mi memoria ya no es la misma de hace muchos años, pero igual, me queda la noción de algo nuevo aprendido.

Además tengo un diccionario de escritores (un poco antiguo eso sí, debe ser de los 90). Ese lo he leído varias veces, en diferentes órdenes. Como está ordenado alfabéticamente, elijo una letra, y voy contando de cuántos autores que ahí aparecen he leído algo o al menos lo he escuchado nombrar, ya sea como referencia de otros autores o por haber visto algún libro en alguna biblioteca, y de cuántos no he leído nada ni he escuchado nunca nombrar. Casi empate. Luego, mentalmente, hago una lista de los que buscaré algún libro para poder conocer como escribe.

Luego sigo con otra letra. Me he sorprendido al leer que algunos autores son más antiguos que lo que yo pensaba, y que tienen libros que ni siquiera he oído nombrar, aparte de los que ya he leído. Y también porque otros autores, que leo con fruición, ni siquiera aparecen, porque son más nuevos, incluso  nacidos después de esa edición.

Alguna vez, si alcanzo, pretendo escribir algo acerca de los Nobel de Física y sus inventos y en qué se aplican actualmente, o en su momento. Uno lo puede encontrar, en parte, en la Web, pero desordenado. En realidad, me encantaría hacerlo, pero no sé si realmente a alguien le interese, aparte de a mí. Lo mismo con los Nobel de Química.

Y lo otro, que ya empecé, pero está en stand-by, es un libro acerca de los procesos químicos para dummies (que se traduce como algo así como principiantes, hay libros para dummies de las materias más inimaginables). Ya escribí algo en algún momento y lo puse en Facebook, pero no he escrito más. En la PUCV hice un electivo, totalmente creado por mí, donde explicaba ese tipo de procesos a estudiantes de Ingeniería Comercial. Creo que sería un best seller, jaja. Si escriben de astronomía y lo compran(aunque estoy casi seguro que no lo leen o lo leen muy poco). Una vez leí, no recuerdo dónde, que uno de los libros de física más vendidos es La Historia del Tiempo. Pero a la vez también es uno de los menos leídos(y comprendidos). No estoy comparando mi idea con ese libro, pero es para dejar claro que probablemente poca gente lo leería.

Investigando acerca de diccionarios y enciclopedias, llegué a que en Chile se intentó, entre los años 1948 y 1971, crear una Enciclopedia Chilena. El proyecto fue abortado en 1971, por falta de fondos, pero en 2007 se editó un documento con un resumen de toda la información que se pudo recuperar de dicho trabajo.

Esta enciclopedia partió en el gobierno de Gabriel González Videla, y bajo la dirección del entonces Director de la Biblioteca del Congreso Nacional,  Jorge Ugarte Vial.

El objetivo de la enciclopedia era la descripción del país en los aspectos cultural, histórico, biográfico, científico y geográfico, para lo cual se iniciaron investigaciones en la década de 1940. Para poner en marcha el proyecto se creó la Editorial Jurídica de Chile.

El material estuvo guardado en las bodegas del Congreso desde 1971 hasta 2007, en que fue rescatado, recopilado, revisada su historia, identificados sus autores(que fueron muchos destacados científicos e historiadores de la época), protegida la documentación, dimensionado su alcance. Para ello se contó con un equipo de expertos (los historiadores Manuel Durán y Valentina Rojas, la bibliotecaria María Paz Contreras y las restauradoras Ingrid González y Natalia Isla), que realizó esta tarea durante dos años.

Un resumen de este trabajo se puede ver en un documento que se elaboró después de realizado. Este archivo se puede ver (y descargar) en este link

https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=documentos/10221.1/49343/1/Historia_de_la_E_Chilena.pdf&origen=BDigital

Otro trabajo que se realizó el siglo pasado, y que atañe directamente a una amiga mía fue el llamado Diccionario Ejemplificado de Chilenismos. Los autores fueron Félix Morales y Óscar Quiroz Mejías y se publicó en 1984.

El título completo es Diccionario Ejemplificado de Chilenismos y de Otros Usos Diferenciales de Español en Chile. Se considera que es la primera dentro de  los estudios lexicográficos chilenos, que integra conceptos propios de la teoría lingüística en su metodología y en su concepción particular sobre la lengua.

La labor de crear este Diccionario llevó más de 15 años. Contiene cerca de 50 mil artículos lexicográficos. Debo decir que no lo conozco, pero me encantaría revisarlo.

Aparte de los anteriores están las Historia de Chile, principalmente la gigantesca obra de Encina y Castedo y la de Barros Arana. El resto, por lo que sé, son bastante más pequeñas en cantidad de tomos. Las que nombré superan, creo, los 20 tomos.

Cuando era niño, había una profesora en el colegio(no recuerdo en qué curso estaba, pero debe haber sido 7º u 8º), que nos hacía leer todos los domingos el reportaje central de la Revista del Domingo, de El Mercurio. Y como teníamos clase el lunes con ella, ese día hablábamos un buen rato, en realidad casi toda la clase, de eso. Sólo recuerdo, ahora, un reportaje de los jockeys, jinetes de caballos de carrera, y lo pequeños y livianos que debían ser, su alimentación, los entrenamientos y un par de cosas más. Lo increíble es que, por lo que recuerdo, todo el curso leía el reportaje los domingo. Digo increíble, porque cuando hice, durante varios años, clases en diferentes universidades, les pedía a los alumnos que leyeran ciertos textos (que yo subía usualmente al aula virtual), y creo que un porcentaje cercano al 30%(a lo mejor incluso más) ni siquiera se daba el trabajo de leer alguna línea. Pero éramos niños aun, y era otra época, sin Internet, sin computadores, con las bibliotecas con muy  pocos libros, así que era una buena manera de incentivar que aquellos que detestaban leer, lo hicieran.

Ya en cursos superiores, no había la obligación de leer dicha Revista, pero durante varios años la seguí leyendo(aparte de todo lo demás que usualmente leía), hasta que desaparecieron los reportajes y se transformó casi en una revista de viajes.

Pero lo que permaneció invariable hasta unos cuantos años atrás, fue el crucigrama, que en esa época era obra de Donato Torecchio. Era complicado. Era difícil terminarlo. Tenía muchos términos enciclopédicos. Y cuando digo enciclopédicos, me refiero a que eran nombres, sinónimos, acepciones, definiciones que sólo aparecían en una enciclopedia. Y yo tenía, en ese momento, la Enciclopedia Sopena de lomo rojo, de 9 tomos.  Mi libro de cabecera de gran parte de la tarde del domingo.

El método era muy simple, pero para algunos podría resultar latoso. Hacía lo que podía del crucigrama(que era bastante, usualmente casi todo, sólo me faltaban algunas palabras), sin ayuda alguna. Luego, las últimas palabras, las sacaba usando la enciclopedia (hoy se puede usar Google, de hecho, hay páginas en que ya están las palabras según la definición que aparece en el crucigrama, y también hay libros de palabras de crucigramas  de dos, tres, cuatro y cinco letras).

Si la palabra tenía una cierta cantidad de letras y sólo faltaba una(cualquiera), recorría la enciclopedia completa buscando la palabra reemplazando la letra faltante por TODAS las letras del alfabeto. Hasta que encontraba la que coincidía con la definición dada en el crucigrama.  Luego seguía con las otras que me faltaban. Para el siguiente, ya me las había aprendido, pero el autor del crucigrama era lo bastante profesional como para no usar las mismas, y había que realizar la operación de nuevo. En total demoraba un par de horas al menos, y terminaba con  todos los tomos de la enciclopedia en el suelo a mis pies(o encima de la mesa del comedor, si lo estaba haciendo ahí).

Hoy tengo una enciclopedia Sopena de 18 tomos. Pero desgraciadamente, los crucigramas ya no son como los de Torecchio. Son mucho más simples. De hecho, a veces, hago 10 o 15 de una vez, de esos que vienen en las revistas de crucigramas, de las cuales prefiero las extranjeras. Las chilenas repiten, en diferentes números, los mismos crucigramas, sin cambiar nada.

Por eso vendo revistas de crucigramas, sudokus, sopas de letra(que no me gustan tanto) y problemas de lógica, a un precio módico. Son muy buenas.

Pero el meollo de esto no son los crucigramas, sino las enciclopedias. Hoy fueron reemplazadas por la Web, específicamente por Wikipedia, que comenzó siendo poco fiable, pero hoy es bastante decente. De hecho, los colaboradores son miles en todo el mundo. Eso sí, uno no puede agregar un artículo que se refiera a uno mismo, ya que si eso es descubierto , el artículo se borra. Los editores son los mismos colaboradores. Fue creada el 15 de enero de 2001 por Jimmy Wales y Larry Sanger. A 2021 es el sexto sitio más visitado en la Web. Los primeros cinco son Google, Youtube, Facebook, Baidu y Twitter.

¿Pero cuáles fueron los antecesores de Wikipedia? Como dije, las enciclopedias.

La primera de la época actual apareció en 1728, la Ciclopedia de Ephraim Chambers, inglés.

En 1751 se presentó el  primer volumen de la primera enciclopedia francesa, a cargo de Diderot(1713-1784). Inicialmente sería una traducción de la anteriormente nombrada, pero Diderot convenció a los editores de crear una nueva. Diderot escribió una de las novelas más revolucionarias de la historia, Jacques el fatalista. La enciclopedia llevaba una introducción de D’Alembert(1717-1783). Este último fue matemático, físico, astrónomo y filósofo y a los 25 años ya era miembro de la Academia Francesa de Ciencias. Cuando iba por el segundo tomo, la enciclopedia fue prohibida. Por “atentar contra el imperio y la iglesia”. Luego, la prohibición fue revocada.

Dentro de las enciclopedias en español, la primera famosa fue la Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, también llamada ESPASA, en 1905.

Un tema aparte son los diccionarios enciclopédicos, que vienen en uno o dos tomos. Unas verdaderas joyas. Los más conocidos son el ESPASA y el Larousse.  La editorial Larousse(originalmente Larousse y Boyer) fue fundada en 1852.

Sólo como referencia, un diccionario enciclopédico actual, tiene un valor cercano a los 40.000 pesos chilenos( enero de 2021).

Una de las enciclopedias más conocidas en nuestro país, de la cual una gran cantidad de personas en Chile tuvo la colección completa o incompleta, fue la que se vendió por fascículos (262 en 12 tomos y uno extra de índice) a finales de la década del 70 y principios de la del 80. Era La Monitor de la Editorial Salvat. ¿Quién no tuvo una? Era un pingüe negocio para la editorial. Muchos no la terminaron y quedó a medias en muchos hogares. De la misma editorial fue la Enciclopedia Salvat de la Fauna. Los Salvat eran tres hermanos, que no venían de la guerra ni se fueron a conquistar el mundo con aventuras, sino que con libros. Llegaron a vender 300.000 ejemplares. En la carátula del álbum FOME de Los Tres, aparece un padre con dos hijos (al menos eso asume uno) leyendo un fascículo de la MONITOR.

Todo lo anterior lo estuve averiguando, porque hace unos días una cliente me preguntó si tenía algún diccionario enciclopédico a la venta. Por supuesto que tengo. Ahí recordé parte de lo que conté más arriba. Y busqué cuáles tenía. Y tengo varios, Larousse, ESPASA (varias ediciones, la más nueva de 2003 creo).

También recuerdo que una profesora de español de una de las universidades en que hice clases, colecciona enciclopedias. No sé cuántas tendrá, pero por lo que me dijo, son muchas. No recuerdo el nombre de ella, pero sé dónde ubicarla, salvo que también haya sido víctima de la poda de académicos en diferentes universidades.

Debo decir que aun hoy, de vez en cuando agarro uno de estos diccionarios enciclopédicos y, al azar, elijo una hoja (en realidad, si es al azar, no la elijo, sino que el dedo cae ahí), y la leo completa. Luego voy saltando hojas y leyendo artículos aleatoriamente. Y saco la cuenta. De cuantas entradas sabía algo. De cuántas no sabía absolutamente nada. Mi memoria ya no es la misma de hace muchos años, pero igual, me queda la noción de algo nuevo aprendido.

Además tengo un diccionario de escritores (un poco antiguo eso sí, debe ser de los 90). Ese lo he leído varias veces, en diferentes órdenes. Como está ordenado alfabéticamente, elijo una letra, y voy contando de cuántos autores que ahí aparecen he leído algo o al menos lo he escuchado nombrar, ya sea como referencia de otros autores o por haber visto algún libro en alguna biblioteca, y de cuántos no he leído nada ni he escuchado nunca nombrar. Casi empate. Luego, mentalmente, hago una lista de los que buscaré algún libro para poder conocer como escribe.

Luego sigo con otra letra. Me he sorprendido al leer que algunos autores son más antiguos que lo que yo pensaba, y que tienen libros que ni siquiera he oído nombrar, aparte de los que ya he leído. Y también porque otros autores, que leo con fruición, ni siquiera aparecen, porque son más nuevos, incluso  nacidos después de esa edición.

Alguna vez, si alcanzo, pretendo escribir algo acerca de los Nobel de Física y sus inventos y en qué se aplican actualmente, o en su momento. Uno lo puede encontrar, en parte, en la Web, pero desordenado. En realidad, me encantaría hacerlo, pero no sé si realmente a alguien le interese, aparte de a mí. Lo mismo con los Nobel de Química.

Y lo otro, que ya empecé, pero está en stand-by, es un libro acerca de los procesos químicos para dummies (que se traduce como algo así como principiantes, hay libros para dummies de las materias más inimaginables). Ya escribí algo en algún momento y lo puse en Facebook, pero no he escrito más. En la PUCV hice un electivo, totalmente creado por mí, donde explicaba ese tipo de procesos a estudiantes de Ingeniería Comercial. Creo que sería un best seller, jaja. Si escriben de astronomía y lo compran(aunque estoy casi seguro que no lo leen o lo leen muy poco). Una vez leí, no recuerdo dónde, que uno de los libros de física más vendidos es La Historia del Tiempo. Pero a la vez también es uno de los menos leídos(y comprendidos). No estoy comparando mi idea con ese libro, pero es para dejar claro que probablemente poca gente lo leería.

Investigando acerca de diccionarios y enciclopedias, llegué a que en Chile se intentó, entre los años 1948 y 1971, crear una Enciclopedia Chilena. El proyecto fue abortado en 1971, por falta de fondos, pero en 2007 se editó un documento con un resumen de toda la información que se pudo recuperar de dicho trabajo.

Esta enciclopedia partió en el gobierno de Gabriel González Videla, y bajo la dirección del entonces Director de la Biblioteca del Congreso Nacional,  Jorge Ugarte Vial.

El objetivo de la enciclopedia era la descripción del país en los aspectos cultural, histórico, biográfico, científico y geográfico, para lo cual se iniciaron investigaciones en la década de 1940. Para poner en marcha el proyecto se creó la Editorial Jurídica de Chile.

El material estuvo guardado en las bodegas del Congreso desde 1971 hasta 2007, en que fue rescatado, recopilado, revisada su historia, identificados sus autores(que fueron muchos destacados científicos e historiadores de la época), protegida la documentación, dimensionado su alcance. Para ello se contó con un equipo de expertos (los historiadores Manuel Durán y Valentina Rojas, la bibliotecaria María Paz Contreras y las restauradoras Ingrid González y Natalia Isla), que realizó esta tarea durante dos años.

Un resumen de este trabajo se puede ver en un documento que se elaboró después de realizado. Este archivo se puede ver (y descargar) si buscan en google por “enciclopedia chilena”

Otro trabajo que se realizó el siglo pasado, y que atañe directamente a una amiga mía fue el llamado Diccionario Ejemplificado de Chilenismos. Los autores fueron Félix Morales y Óscar Quiroz Mejías y se publicó en 1984.

El título completo es Diccionario Ejemplificado de Chilenismos y de Otros Usos Diferenciales de Español en Chile. Se considera que es la primera dentro de  los estudios lexicográficos chilenos, que integra conceptos propios de la teoría lingüística en su metodología y en su concepción particular sobre la lengua.

La labor de crear este Diccionario llevó más de 15 años. Contiene cerca de 50 mil artículos lexicográficos. Debo decir que no lo conozco, pero me encantaría revisarlo.

Aparte de los anteriores están las Historia de Chile, principalmente la gigantesca obra de Encina y Castedo y la de Barros Arana. El resto, por lo que sé, son bastante más pequeñas en cantidad de tomos. Las que nombré superan, creo, los 20 tomos.