Las repisas

Tengo una pieza especial en mi casa. Con muchas repisas y cajones. Repisas con vidrio para poder ver en cada momento lo que contienen, y evitar que lo que está en ellas se llene de polvo. Tomé la decisión hace casi un año, al inicio de la pandemia, cuando se supo que había que quedarse en casa gran parte del tiempo. La decisión de dejar la pieza exclusivamente para lo que la uso actualmente. Si no, iba a ser imposible vivir ordenadamente. Por eso, tomé medidas, compré madera, tornillos, cola, vidrios, un taladro, una sierra circular, y comencé a trabajar. Es cierto que me ayudaron, mi pericia manual es limitada. Pero finalmente, con o sin ayuda, logré lo que quería. Fue cerca de un mes de trabajo, de repente hice alguna estupidez y se perdió madera, pero, como resultado final, no está mal. Son, por la pared más larga, sin ventanas, 3 metros de largo por 2 de alto, con repisas cada 20 y 30 cm, dependiendo. Cada repisa tiene 25 cm de fondo. En la pared contraria, donde hay una ventana, el largo de las repisas es de sólo 2,5 metros, con las mismas medidas de repisas. Las paredes restantes tienen repisas de 1,5 y de 2 metros de largo, con las mismas medidas. Le puse puerta a algunas, que fue lo más complicado, pero luego de algunos experimentos, logré hacer en forma relativamente sencilla algunas que quedaron bastante bien estética y funcionalmente hablando. Todo barnizado. Una vez que todo estuvo listo, muchos  malos ratos (y buenos también), pesos, dedos heridos, aserrín y otros después, logré por fin comenzar a colocar en las repisas lo que ya, desde antes incluso, había empezado a llegar.

Porque debo decir que soy usuario de Facebook, Twitter, Mercadolibre, Deremate, Todomercado, Yapo, Alibaba, Wish, eBay y muchas plataformas digitales más, por lo que constantemente soy bombardeado por sugerencias de compra de los productos más diversos. Y eso hace que, después de evaluarlos y sopesar cuánto me servirían (o no), de si le servirían a alguien (o no), de si se podría revender a un precio mayor (o no), de si se podría copiar acá (o no), y de comprar precios con otros proveedores, finalmente decida si lo compro o no. La decisión depende en gran parte de la experiencia que haya tenido antes con la plataforma elegida.  Si se demoraron mucho en llegar los productos, si llegaron en buen estado, de la respuesta que haya tenido dicha plataforma en responder cuando los productos no llegaron a tiempo o sencillamente no llegaron, o llegaron en  mal estado, etc.

Además, tomo en cuenta todas las sugerencias que llegan, tanto si las conozco como ai son productos absolutamente desconocidos, tanto si me sirven como si no me sirven.  Estoy abierto a toda sugerencia. Nunca se sabe si algo desconocido puede ayudarme en mejorar mi calidad de vida. Porque de eso se trata, por supuesto, de mejorar la calidad de vida. Eso es clave. Para eso las plataformas antes mencionadas me hacen llegar todas esas sugerencias. Porque saben que me pueden servir. Si no,  por ética (¿?), no debieran mandármelas.

Por ejemplo, lo primero que compré, creo, y que me llegó rápidamente, fue un rallador de cebollas, lechugas, o lo que sea. Es un aparato que tiene dos mangos. En el cubículo, se coloca lo que se desea rallar. Luego se coloca uno de los dos mangos (dependiendo de qué tan fino se desee rallar) y se da vueltas varias veces el mentado mango. Listo, Con las cebollas es genial. El problema es que uno ni llora, eso lo echo de menos, porque de repente hace bien desahogarse. Pero bueno, para eso hay otro producto, que permite que uno llore, pero de eso hablaré en otra ocasión. El aparato para rallar está en la primera repisa, entrando a la pieza que antes mencioné. Porque la pieza es para guardar todo lo que compro online. Sólo lo que compro online. Nada más.

Lo segundo que compré, y que es genial, son unos paños que se colocan debajo de los vasos que se han lavado. Son absorbentes. Al rato, los vasos están secos, sin que el agua choree por el mesón. Genial. Antes lo hacía con un secador de platos, pero no es lo mismo. Compré varios. Muchos.

Luego compré otra cosa genial. También varios. Una especie de guante (porque la mano se coloca dentro) de un material que absorbe el polvo. Uno se lo coloca en la mano y lo pasa por superficies sucias con polvo, y queda limpio. Luego uno lo sacude (ojalá no encima de lo que se acaba de limpiar, si no, no sirve de nada), y se vuelve a usar. Tengo, aparte delos que están en la repisa, uno en el auto, pero no lo uso casi nunca para que no se ensucie.

No en el mismo orden, pero si en los primeros meses, compré también varias linternas led pequeñas (que no uso para que no se gaste la pila), varias ampolletas led de diferentes wattajes (que tampoco uso para que no se gasten, ya que sólo, según lo que se entiende de la traducción que viene en el folleto, sólo duran 5.000 horas funcionando),  unas puntas de taladro que permiten tallar la madera, que no he usado nunca, porque se podrían quebrar), unos cargadores de Tablet (que intento no usar porque si no se pueden acabar y tendría que comprar de nuevo), unos imantadores de atornilladores (o desatornilladores, depende del giro que se le dé), que también hacen lo contrario, es decir, desimantan. Además, he comprado (y mantengo perfectamente ordenados en mis repisas), una mochilas que se veían bonitas y útiles, pero resultaron ser muy pequeñas, así que no se pueden usar), unos bananos en los que sólo caben las llaves, así que tampoco los uso), unas carcasas de llaves, en las que las llaves quedan guardadas como en una cortaplumas (es genial, compré varias, sólo uso una), unas agujas de tornamesa, que sirven para los dos tornamesas que me había comprado antes (también online), pero cuyas agujas no han fallado  nunca.

Es cierto que las repisas, además, son multifacéticas. No sólo sirven para guardar lo que compro, sino también para almacenar lo que vendo, porque también uso las mismas plataformas que mencioné al principio (en realidad no todas ellas, pero casi todas), para vender productos. Esos productos que tengo a la venta van desde tecnológicos, pasando por libros, CD, vinilos, ropa, artesanías, artículos usados antiguos que pueden considerarse como reliquias (o como cachureo, depende del receptor del mensaje). Hace unos meses vendí una reliquia, la radio de un Chevy Nova del año 1980. Estaba guardada en mi casa desde tiempos inmemoriales (pero no anteriores a 1980, obviamente). Y tenía su valor. Lo mismo una radio de onda corta que me trajo un tío hace décadas. Un tío que ya falleció, En USA, hace años también. O unos CD’s que tenía desde hace muchos años, que alguna vez, en mi estadía en Santiago, cambié por libros en Sony Music. Era amigo de las secretarias y vendedoras, que eran muy buenas lectoras. Les llevaba libros y ellas me pagaban con CD’s. Para eso me pasaban una lista de lo que había y yo elegía. Algunos no los abrí nunca. Ahora los vendo, y tienen buen precio.

Lo bueno es que tengo las repisas. Y la pieza. Y puedo comprar cosas (lo que sea, como habrán visto), sin que me falte espacio. Y también puedo vender de todo, porque tengo todo ordenado. Nunca se me pierde nada.